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Ochenta y ocho teclas: Eighty eigth keys.

El miedo escénico.

Cualquier situación en que se toque y se esté nervioso es una actuación y debe tratarse como tal. Se esté tocando para una multitud de 300 o de 3, para el profesor o para los amigos, o incluso para una grabadora o una audiencia imaginada, en el momento que somos conscientes de que estamos siendo escuchados estamos actuando y tenemos la oportunidad de practicar las habilidades de actuación. Actuar es una habilidad como cualquier otra y hay que aprenderla. Negar esto nos convierte en músicos incompletos.

La capacidad de actuación y la de interpretación dos cosas distintas, siempre la una a la zaga de la otra. Casi nunca actuaremos tan bien como tocamos en nuestra habitación de estudio. No obstante, de forma automática, la mejora en la habitación de estudio se traduce en mejora en la actuación. No se debe esperar que toda actuación sea la mejor. Aunque siempre hay que esforzarse, no se trata tanto de alcanzar la perfección como la consistencia. Se busca el buen nivel constante. Hemos de esforzarnos por mantener y mejorar nuestro  nivel medio de actuación. No existen, en escena, piezas fáciles, Intentando tocar por encima de nuestra capacidad de actuación, aunque estemos dentro de los límites de la capacidad instrumental, nunca progresaremos como intérpretes en el escenario. Ninguna pieza es demasiado fácil. Se puede aprender a tocar en el escenario haciendo escalas.

Cuando tocamos la audiencia no sabe ( a menos que proyectemos nuestros descontento...)  si estamos en una parte fácil o difícil, algo que además no les preocupa. El público está ahí para disfrutar de la música: no proyectemos nuestra inseguridad en ellos. Disfrutemos  nosotros y centrémonos en la música. Mantendremos la concentración en las cuestiones técnicas, pero sobre todo, en el resultado musical.Hay que confrontar la ansiedad de la actuación y tratarla en su origen: nuestra mente, nuestro interior.

Recordemos lo que de verdad estamos haciendo. La actuación no tiene nada que ver con nosotros. No se trata de un juicio de valor personal. No es una oportunidad de hacer alarde de nuestro ego o de aplastarlo. Se trata de una ocasión para compartir el placer de l música con otros. Quien venga a nuestra actuación a escuchar errores y no a disfrutar es más digno de pena que de temor. Usaremos las actuaciones como oportunidad para el desarrollo, para dar. No debemos aprender sólo como tocar una pieza, sino también cómo actuarla, cómo interpretarla.

Pueden ser útiles estas reglas:

 

  1. Una vez que comencemos, tocaremos la pieza hasta el final, sin parar. No haremos falsos comienzos. No nos detendremos a mitad y comenzaremos de nuevo.
  2. Cuando cometamos un error, seguiremos. Parándonos y corrigiendo el error habremos cometido dos errores.
  3. Aunque hayamos cometido un pequeño desastre, terminaremos de forma sólida y le daremos a la última nota todo su valor.
  4. Finalmente realizaremos una evaluación honesta y volveremos sobre ñas áreas problemáticas, especialmente sobre las conexiones entre las áreas que hemos trabajado individualmente.

 

3 comentarios

Manuel -

Todo eso lo sigo aplicando ahora yo con mis alumnos, gracias

mariateresaramos -

Me alegro que mis notas te sirvan de ayuda.

Clipman -

Me ha gustado mucho esta entrada. Soy de los que tiemblan como una hoja delante de una persona o de un micrófono, así que estas notas me son de mucha utilidad. ¡Gracias!