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Ochenta y ocho teclas: Eighty eigth keys.

El pianismo de Beethoven: Beethoven y su tiempo

 

Beethoven (1770—1827)

Beethoven entra en escena en un momento favorable de la historia. Heredó de Haydn y Mozart un estilo y ciertas formas musicales bien desarrolladas ya pero aún susceptibles de seguir creciendo. Vivió en una época en que surgían poderosos cambios sociales, que le afectaron intensamente que se hicieron sentir en su obra. Como Napoleón y Goethe, Beethoven era hijo del tremendo alzamiento asentado durante todo el siglo XVIII y que había estallado con la Revolución francesa. Históricamente, su obra se estructuró sobre el periodo clásico, pero dadas la fuerza y singularidad de su propio genio, transformó estos elementos clásicos en características del periodo romántico. Él mismo no es clásico ni romántico. Él es Beethoven y su figura es el gigante entre los dos siglos.

Sus obras comprenden 9 sinfonías, 11 oberturas, 1 concierto para violín, 5 para piano, 16 cuartetos, 9 tríos con piano, 10 sonatas para violín, 5 para cello, 30 grandes sonatas para piano, 1 oratorio, 1 ópera (Fidelio) y 2 misas (una de ellas la “Misa solemnis in re”). Hay una diferencia obvia cuando su producción se compara con las de Haydn y Mozart: 9 sinfonías, por ejemplo contra las 100 de Haydn o las 50 de Mozart. Una explicación parcial es que sus sinfonías son más extensas. Pero la razón más importante es que escribía música con gran dificultad. Probablemente jamás haya existido otro compositor con tal autocrítica. Normalmente los apuntes de sus cuadernos de esbozos (que siempre llevaba consigo) cubren tres veces más páginas que el ejemplar acabado de su obra.

Primer periodo estilístico

Como es natural, las obras de este periodo muestran su dependencia hacia la tradición clásica. Las primeras tres sonatas mantienen algunos pasajes con reminiscencias de Haydn, a quien están dedicadas. Pero todas estas sonatas tienen cuatro movimientos en lugar de los 3 habituales en el clasicismo. Además, en la segunda y tercera sonatas, el minuet clásico está sustituido por el dinámico scherzo beethoveniano. El amplio uso del modo menor y las audaces modulaciones en estas sonatas resultan rasgos individuales. Algunas de las características de estas primeras obras (Sonate Pathétique) así como el frecuente uso de octavas y una textura pianística gruesa y plena pueden haberle sido sugeridas a Beethoven por las sonatas de piano de Clementi.

Figuras en acordes rotos, en los que se sostienen algunas notas para producir una línea melódica. 

Octavas rotas en la mano izquierda, con elementos acordales y melódicos en la derecha.

Figuraciones cargadas de apoyaturas en la derecha, contra acordes en la izquierda.

Figuración similar contra un bajo de Alberti.

Segundo periodo estilístico

Ya se reconocía a Beethoven en toda Europa como el principal pianista y compositor pianístico de su tiempo, y como sinfonista del mismo nivel que Haydn y Mozart. Las críticas iban dirigidas a su excentricidad. Su exhuberancia de conceptos demasiado grandiosa y sus osados desplazamientos entre los motivos. Lo singular y lo original parecen ser sus objetivos principales en la composición. Algunas de estas novedades, que hoy aceptamos como naturales, molestaban a los músicos de la época. El propio Haydn no guardaba especial simpatía por las innovaciones de su exalumno. Beethoven escribía para sí mismo y no para un público universal e ideal, no para un patrón o para alguna función particular. Por ello su música es tan intensamente personal y expresiva.

3ª sinfonía (eroica)

— Fidelio

Cuartetos Rasumovsky.

Sinfonías 4 a 8

Sonatas “Claro de Luna’, Waldstein, Appasionata

Concierto del emperador (a cargo de Czerny, su alumno)

Tercer periodo estilístico

En general los años hasta 1815 fueron tranquilos y prósperos. Su música se tocaba asiduamente en Viena. Los mecenas eran generosos y tenía una constante demanda de obras por parte de los editores musicales. Pero su sordera se convirtió en su mayor prueba. Le hizo perder el contacto con los demás, se encerró en sí mismo y se hizo hosco, irascible y suspicaz. Problemas familiares, mala salud y temores de pobreza lo atormentaban. Con gran esfuerzo de voluntad siguió componiendo. Escribió sus últimas 5 sonatas, las variaciones Diabelli, la 9ª sinfonía, la Misa Solemnis y los últimos cuartetos. A su muerte tenía planes para una décima sinfonía y muchas obras nuevas. Una de las características del estilo tardío de Beethoven es la reflexiva elaboración de temas y motivos hasta el máximo de sus posibilidades. Otra característica, la invención de sonoridades nuevas.

Sólo unos pocos de los contemporáneos de Beethoven comprendieron sus obras tardías, que, de todos modos, eran tan personales que hubiese sido imposible imitarlas. Su influencia sobre los compositores posteriores emanó sobre todo de su segunda etapa. Y no fue el elemento clásico en el estilo de Beethoven, sino el elemento revolucionario, el espíritu libre, impulsivo, misterioso, el concepto de la música como un modo de autoexpresión, lo que fascinó a la generación romántica. Clásico o no, romántico o no, Beethoven fue una de las grandes fuerzas en la historia de la música. Después de él ya nada sería lo mismo. Había abierto las puertas a un mundo nuevo.

 

 

2 comentarios

mariateresaramos -

De nada, Julio.

Si me permites un minúsculo consejo, si eres tan escueto en tus comentarios te costará quizá un poquito tu oposición si tus exposiciones de los temas ( o uno sólo) son orales.
Espera otros, Julio.Me caes bien,

Julio -

Gracias