La fuga (II)
Este es el segundo vídeo de un ciclo de tres , de muy diversos estilos, que dedicaré a la fuga. Aquí tenéis las direcciones de los otros dos, de los que os recomiendo sobre todo el primero, en que encontraréis bastantes comentarios sobre las fugas en general.
Adaptación de una fuga para órgano de Beethoven (Wo031). Puedes descargarla de aquí. Es la única pieza para órgano solo que escribió. Es una de sus primeras composiciones, compuesta quizá para un examen para segundo organista en la corte de Bonn, en febrero de 1784.
En la partitura adjunta he puesto las dos versiones, la original para órgano y el transporte de la clave de do en primera a la clave de sol, con una minúscula adaptación en la pedal al final.
Se trata de una fuga a dos voces, escrita para órgano. Pianísticamente resulta de un nivel muy sencillo. El tema es binario. Como elementos propios de la fuga disponemos, por supuesto, de la exposición. Tenemos además episodios y nota pedal, además de varios bloques temáticos. El contrapuntismo de la fuga es claramente deudor del libro de Fux, y, en ese sentido, de ritmo tremendamente sencillo. El momento más interesante desde el punto de vista del contrapunto se encuentra en los momentos de las notas pedal. Tonalmente deja ver cómo la armonía pasa a veces por puntos moderadamente lejanos sin la preparación que hubiera usado un compositor barroco.
Las dos únicas chuladitas, a las que estoy segura de que Beethoven no se pudo resistir es a añadir unas apoyaturas en los compases 52 y 65, donde no le queda más remedio que poner notas de resolución obligada y saltar de forma inmediata a la nota que realmente quería poner. Los fraseos son muy breves y consecutivos (grados conjuntos).
He intentado destacar la minianacrusa que puede darnos un compás binario. Así el fraseo resultará más expresivo. En la modulación evidente del compás 36, nos aparece por primera vez ornamentación clara, que nos obligará a cambiar de dinámica. En este caso he optado por un pianísimo.
Un toque muy legato en dedos, es decir, procuraremos mantener el mayor tiempo posible los dedos sobre el teclado. Daremos la siguiente nota sin haber soltado la anterior. El fraseo será así mucho más denso y cantabile. No olvidemos que es Beethoven. En cuanto a la cadencia final, es decir, la aparición de la pedal me he permitido una licencia del todo justificada: como efectivamente el piano no tiene la capacidad de mantener indefinidamente los sonidos, he tremolado levemente la octava, para así no perder el efecto de la pedal. El resultado no me disgusta, y cada uno puede interpretarlo a su antojo. Diez compases con redondas ligadas resultarían inadmisibles.
Recomiendo encarecidamente, no sólo a los jóvenes estudiantes, sino también a los jóvenes profesores, que pongáis tanto esta fuga como otras similares en vuestro atril. A los jóvenes estudiantes porque váis a entender el concepto de la fuga: podéis empezar a tocarlo en edades tempranas. Y a los jóvenes profesores, quizá por falta de experiencia, por favor procurad no torturar a los chavales que empiezan con obras que están por encima de sus posibilidades, tanto técnicas como musicales. El repertorio del que disfrutamos es suficientemente amplio como para no hacer que esto sea necesario. El Clave bien temperado, al cual hice referencia en mi anterior artículo y al cual me referiré siempre, es una obra lo suficientemente genial y completa como para que nos acompañe siempre, pero quizá habría que esperar a que el estudiante estuviera más formado. Esta fuga, concretamente, tiene grandes ventajas: es de un gran compositor, hiperconocido y es de nivel casi elemental, donde la amplitud en el teclado es evidente en los últimos compases y sólo la mano derecha está abarcando dos octavas. Musicalmente el sujeto es de lo más agradable y fácil de seguir (e, incidentalmente, similar al tema de El Herrero Armonioso), con fraseos simples, de máximo cinco sonidos. Quizá lo único malo, que su carácter es un poco serio, pero es contrapunto severo.
3 comentarios
mariateresaramos -
LoreleiLiszt -
Carl Philip -